El cuerpo habla como un libro abierto y la mayoría de las veces nos negamos a escucharlo o simplemente no sabemos que nos está hablando. La cultura del esfuerzo y de la obligación inconsciente nos hace inmunes a sus señales y llegamos a normalizar el malestar: dolor de estómago, migrañas, opresión en el pecho, contracturas musculares, afonía y así podríamos seguir enumerando un sinfín de dolencias con las que me encuentro día a día en la consulta. Si son puntuales no deben preocuparnos; si son recurrentes debemos prestarles atención.

En MADEJA creemos que cuando un sentimiento no es canalizado hacia la emoción adecuada (estoy triste, por lo tanto lloro, por ponerlo en román paladino) se transformará en un malestar corporal que con el tiempo puede desembocar en un problema de salud. Es importante, antes de hacer averiguaciones más profundas, tener claro qué centro energético está siendo afectado por el malestar, pues esto nos ofrecerá una información muy relevante de qué puede estar siendo bloqueado. 

Si identificas alguno de los síntomas anteriormente enumerados, o cualquier otro que ya esté siendo molesto, te recomiendo que le prestes atención, pues es tu cuerpo advirtiéndote que algo de tu vida no está discurriendo como debiera y quizá necesites hacer una parada y evaluar y pensar qué es lo que te está frenando. 

Si tienes una persona con la que te puedas desahogar con confianza y hablar desde tu yo profundo, te animo a que lo hagas. Descargar lo que sentimos con alguien cercano es una terapia estupenda, sencilla y económica. Si ves que esa ayuda no está disponible, anímate a acercarte a un o una profesional. Si el problema no está muy enquistado, quizá con unas pocas sesiones logres un alivio que no te esperas. 

En MADEJA no cobramos la primera consulta. Pide información sin compromiso.